viernes, 28 de julio de 2017

DUNKERQUE (2017)


Si Apocalypse Now era el infierno y la locura de la Guerra, La Delgada Linea Roja la deshumanización de los conflictos bélicos y La Chaqueta Metálica la disciplina académica que inevitablemente lleva a la destrucción de la raza humana, Dunkerque es la Guerra sin más, pelada y dura sin grandes artificios, y si Cuarón con Gravity nos hizo sentir el espacio infinito, Nolan con Dunkerque te hace sentir y vivir la Guerra, no a base de despedazar cuerpos a lo Mel Gibson ni mensajes panfletarios con su último invento, no, la angustia es real, el sonido es atronador y las imágenes rozan el documental por su realismo.

Nolan quiere que vivas y sientas la Guerra bien desde un pequeño barco capitaneado por un civil interpretado por el oscarizado Mark Rylance (El Puente de los Espías) a través de la mirada perpleja de su joven hijo o bien desde la cabina de un caza pilotado por Tom Hardy (El Renacido) en unas realistas imágenes dignas de cualquier simulador, a las sufridas carreras de el debutante y joven actor protagonista Fionn Whitehead superando mil y un obstáculos por salvar la vida de sus compañeros y la suya propia para salir de esa maldita playa asediada por los cazas nazis.

Dunkerque es la Guerra cruda, dura, sin apenas guión y diálogos con el sonido chirriante y contundente del metal y el hierro, árida y seca como su fotografía, donde la gran protagonista es ella, la devastadora, silenciosa y solitaria Guerra, el resto son meros peones al servicio de la reina.

La desaparición se hace latente, la impotencia ante los bombardeos sobre los evacuados patente, su angustia y lo aleatorio de la Guerra toda una experiencia jamas antes vista, Nolan te hace ser un superviviente más. Hay maestría en la cámara y en los planos, al igual que en su montaje técnicamente perfecto pero emocionalmente igual, consiguiendo que experimentes todo tipo de sentimientos vividos por cualquiera que vivió la Guerra para así traumatizarte como ellos. 

Los personajes pese a no estar muy definidos si que consiguen algo prodigioso y es sentir la valentía del soldado que sale de mil y una batallas, la inalterable bondad del capitán del pequeño barco que acoge al único superviviente de un navío naufragado, Cillian Murphy (Peaky Blinders), la desaparición del coronel, Kenneth Branagh, ante el hundimiento de sus barcos salvavidas o la insistencia del héroe, Tom Hardy, que no cesa ante nada ni nadie junto al instinto de supervivencia del joven por salir de aquel infierno, y que pese a no saber sus historias personales, fraternizas y empatizas al instante porque lo vives con ellos, ese es el gran merito de la cinta.

Muchos creerán que es una película bélica al uso en la que la sangre y los desmenbramientos son habituales (véase la última de Gibson), pues no, esta es al contrario, el miedo es psicológico y lo infunde de manera magistral mediante una amenaza casi invisible en momentos hasta extraterrestre, en ningún instante ves al enemigo claramente, solo las caras de pavor y sufrimiento de los sitiados te hacen sentir el terror.

Todo esto mediante una narración a tres bandas en la que están perfectamente engarzadas, transmitiendo por todo lo que pasan, desaparición, estados de shock, impotencia, desubicación, claustrofobia, fracaso, cobardía, incluso un sentimiento patriótico que es más bien humano y dificilmente entendible en el caso del personaje de Rylance.

Sobre que Tom Hardy está de Oscar vamos a dejarlo estar o bien el fanatismo por el actor es muy alto o no se entiende tal afirmación ya que en ningún momento muestra su rostro más allá de sus ojos y las escenas en las que participa no son merito de su interpretación sino más bien del director y los planos que consigue. 

Lo peor de la cinta sin ser malo es que se vuelve muy Spielberg hacia el final, demasiado triunfalista, alejado del tono oscuro y derrotista del inicio donde se puede ver más el estilo del director, al ser su inicio tan demoledor esperas que todo siga igual, incluso in crescendo, pero se vuelve comercial y facilona buscando la típica americanada final, destruyendo un poco ese espíritu inicial tan bien construido que se va diluyendo poco a poco para convertirse en eso.

La música como en cualquier producción de Nolan es fundamental y Zimmer se supera con los nuevos retos que le propone el director. Si ya Interstellar, a la que recuerda bastante, era de lo más experimental, esta aun lo es más, cobrando vida propia y siendo un personaje más ya que su escaso dialogo está ingeniosamente salvado gracias a su insistente y machacona partitura.

Los hechos son reales y ocurrieron en 1940 en las costas francesas pero los detalles históricos aquí importan cero, Nolan hace un ejercicio de contención para salpicarnos en toda la cara con arena y mar combinada con sufrimiento, el de los miles de soldados y civiles que participaron en dicha batalla, su tono es seco y árido pero tan contundente que te dejará noqueado.

Aunque es pronto para conjeturas ya que faltan todos los títulos importantes del año, no sería de extrañar verla como Mejor Película y Director junto al resto de categorías técnicas, otra cosa es que gané, todavía no es tu turno Nolan. Os dejo con Zimmer que si sería el único que podría conseguirlo por su expresiva y contundente partitura como vehículo narrativo, siendo el resultado apabullante.


NOTA PERSONAL: 9 **** EXCELENTE