domingo, 28 de enero de 2018

WONDER WHEEL (2017)

Mucho se habla del controvertido director de Brooklyn tanto de sus películas de las que estrena una cada año rodeándose de estrellas que matarían por trabajar con él aunque ahora parece que no tanto, ya que los actores de la todavía por estrenar próxima película, Timothée Chalamet (Call Me By Your Name) y Rebecca Hall (El Regalo) donaron sus honorarios debido a las acusaciones sexuales vertidas sobre el director. Pero volvamos al Cine que es lo que interesa, desde el comienzo de su carrera allá por 1969 es el único director que estrena peli por año, por una parte es bueno para aquellos que admiramos su arte y disfrutamos con sus peculiares historias pero para otros puede producir cierto hartazgo y rechazo lo que a nadie deja es indiferente.

Esta vez contó para su reparto con la gran actriz ganadora de un Oscar por El Lector, Kate Winslet intentando repetir el éxito aplastante que tuvo con la actriz australiana Cate Blanchett recompensada en 2013 con su 2º Oscar por ese trabajo en Blue Jasmine. Quizás no este a la altura de aquella descontrolada Jasmine pero su Ginny es un portento de actuación, sosteniendo ella sola la cinta y recordando en su tramo final a la gran Vivien Leigh en su oscarizado papel de Blanche en Un Tranvía Llamado Deseo de 1951 y que muchos relacionan con la de Blanchett, pareciéndose más para mi esta.



Una camarera de un bar de ostras en Coney Island sobrevive a su triste, apagada y rutinaria vida rodeada de un sin fin de luces de colores del parque de atracciones donde se sitúa su casa en los años 50. Esa coloridad que aporta un grandisimo director de fotografía como Vittorio Storaro (Apocalypse Now, El Ultimo Emperador) es un prodigio, contrastando esos colores tan vivos con su árido y yermo interior, con un marido, James Belushi (Jumpin Jack Flash), un ex alcohólico, mal parecido y mecánico del carrusel del parque de atracciones que cuya distracción principal es salir a pescar con sus amigos.

Ella bebiendo a escondidas por no provocar a su marido entre continuas discusiones y malas tratos, cuida de su pequeño diablo, hijo de otro matrimonio, que le da por encender todo, dotando al film de la parte más cómica y típica de Allen. A ellos se une la hija del marido una jovencita y linda muchacha que huye de su anterior matrimonio con un gangster que la está buscando, Juno Temple (Expiación, Diario de un Escándalo) y que desestabilizará todavía más la vida de la pobre Ginny.



Completando esta escena pintoresca encontramos al cantante y en sus ratos libres actor Justin Timberlake, como el atractivo socorrista de la playa en Coney Island que nos va contando la historia, cuando seduce tanto a la mujer madura que vive un renacer de su juventud, salvavidas de su gris vida, como a la frescura de la joven estudiante de literatura que quiere relanzar su nueva vida alejada del crimen.

La escena es magnífica, muy teatral, recordando como digo a aquella oscura y asfixiante habitación del maestro Kazan de Un Tranvía..., en la pequeña habitación situada sobre una caseta de tiro incesante y a la vez con unas vistas envidiables llenas de luz y color se desarrolla practicamente la acción, con el contrastes de luces que emplea Storaro volviéndola melodramática y teatral recordando mucho a las producciones de Broadway, siendo esto un gran aliciente que poco vemos en producciones actuales.



En cuanto al guión, punto fuerte del actor y director, puede que sea el menos Allen de todos que esto igual se agradece en algunos ya que no insiste en su temas recurrentes de religión, sexo y psicoanálisis, resultando ser una historia sencilla pero llena de matices como las luces que emplea ya que esta tan viva que nos cuenta a través de esas luces la historia con planos maravillosos, dignos de un orfebre.

Los sentimientos de nuestra protagonista son como el titulo reza una fantástica noria que sube y baja rodando sin poder parar con su ritmo lento y constante, imparable en la que nunca se coincide, cuando cree que todo es perfecto se vuelve a girar la noria y comienza el baile de ilusiones aparentemente falsas creadas por ella para escapar de su rutinaria vida llegando a enloquecer, ofreciendo un tramo final perfecto con un primer plano de su bello rostro que refleja todo lo que hemos visto en este viaje subidos a esa noria que no para de rodar y rodar.



Los temas que aborda son letales, la infelicidad y la insatisfacción tan crudamente retadas que producen yaga, el ver como su vida encerrada en ese cuartucho con todo ese jolgorio alrededor lleno de fantasía y diversión, contrasta tanto con el rumbo que ha tomado su vida y la incapacidad para salir de esa cárcel de luces chispeantes con sus eternos y encantadores atardeceres en la playa de Coney Island que impactan directamente en el rostro ya madurado por la vida y sobre la melena rojiza que luce nuestra protagonista, acentuando más ese tono melodramático que la hace perfecta.

Ignorada en los premios y en parte por la critica injustificadamente, se levanta como un film imprescindible para amantes del cine clásico ya que es una cinta que podría haber protagonizado perfectamente una Joan Crawford y un Karl Malden junto a un atractivo Paul Newman y su mujer, la tierna Joanne Woodward, volviendo a remarcar la fotografía del italiano que debía estar presente en los Oscars ofreciendo unas postales únicas con ese sabor a Technicolor de los años 50 que me recuerdan al clásico entre los clásicos del melodrama Douglas Sirk con Lana Turner  y su Imitación a la Vida que todos recordaran.



Todo este vodevil dramático se envuelve como es habitual en él, de su inseparable música jazz y de temas de los años 50 que la hacen especialmente tierna y delicada como un chorreante helado comprado en esa feria, suavizando los duros golpes que va recibiendo la protagonista con esas pequeñas dosis de humor a lo Allen tan incisivas que solo puedes sonreír moviendo la cabeza ante la fatalidad. Un genio en su estilo y una película para recordarla con el tiempo, pura nostalgia.

Os dejo con el trailer y con el aterciopelado y soleado tema de Tony Bennet de 1951 que aparece hacia el final de este espejismo sueño de verano levemente fugaz.



NOTA PERSONAL: 8 **** NOTABLE