domingo, 20 de agosto de 2017

HILARY Y JACKIE (1998) ESPECIAL

Para mi reseña 101 en el blog quería algo diferente y alejado de la actualidad para que fuese algo especial y me puse a rebuscar en mi cabeza alguna película que me impactará años atrás o que pudiera revisionar pero no daba con ninguna en concreto, hay tantas, hasta que decidí pedir ayuda a alguien especial, cinéfilo empedernido como yo y que siempre me aconseja bien para solventar la papeleta y debo decir que dio en el clavo.

En su día no la vi por el tema que trata, la enfermedad, ya que suelo huir de este tipo de películas por su extrema sensibilidad que me suele afectar y en ocasiones por la tendencia a lo lacrimógeno pero si esta persona me dijo que debía verla ya que tenía una de las interpretaciones más brillantes en mucho tiempo, no vacilé en ningún instante y me decidí.




Así que me puse a ello, no dudaba de las dotes de su actriz principal puesto que no he visto ninguna producción suya en la que no brillara de manera excepcional. Recuerdo de ella que me impresionó sobremanera con Las Cenizas de Ángela (1999) y en The Boxer (1997) junto a otro grande como Daniel Day-Lewis, me enamoró, siendo estas sus primeras películas que vi pero como dije salté esta que justo está en medio por la temática.

La actriz en cuestión, por si alguien todavía no sabe de quien hablo, es la británica Emily Watson (Rompiendo las Olas, Gosford Park), cuya belleza ha ido incrementándose con el tiempo, alcanzando una madurez que resalta en pantalla de manera soberbia, solo tenéis que verla en su último trabajo en una excelente producción para la BBC Apple Tree Yard y que podéis leer aquí en el blog sobre ella.




Esta fue su 2ª Nominación al Oscar y 2ª a los Globos de Oro, merecidisimas, ya que interpreta a Jacqueline Du Pré, una afamada violonchelista casada con el hispano argentino Daniel Barenboim, reconocido pianista y director de orquesta. La cinta, por tanto, es biográfica y nos cuenta desde la infancia de Jackie y su hermana mayor Hilary, flautista, que secunda de forma excepcional una guapísima Rachel Griffiths (La Boda de Muriel, A Dos Metros Bajo Tierray por la que también recibiría lo que es su única nominación al Oscar como secundaria.

La realización es brillante, muy alejada del sentimentalismo y con un gusto en los planos que me sorprendió gratamente encontrar un producto de tan alta calidad. Cojuga muy bien los tiempos y las dos historias de las dos hermanas desde dos puntos de vista pero paralelos e inevitablemente unidos, para culminar soberbiamente con un tour de force de la actriz británica cuando se enfrenta a la durísima y estremecedora enfermedad que padece, la esclerosis múltiple, que la irá deteriorando hasta acabar con su vida.




Justo aquí es cuando el film toma ese pulso dramático magistralmente, dándonos unas escenas memorables cuando ella se derrumba siendo consciente de su deterioro y cercano final, en la que suena una preciosa melodía de fondo en el tocadiscos y ella no puede reprimir el llanto agónico y desesperado.

Otra cuando en su últimos momentos se reencuentran las hermanas, algo apartadas bien por el éxito de una o bien por las estúpida rivalidad entre ambas, ofreciendo una de las escenas más conmovedoras y sentidas antes de culminar con la noticia de su fallecimiento de regreso a casa o ese magnífico final onírico, que engancha con el inicio de la misma, con las dos hermanas jugando en la preciosa costa inglesa y ese plano cenital poniendo el broche de oro a esta triste y bella historia.





En el apartado masculino destacar al esposo de Hilary, David Morrissey que muchos conocerán por ser el villano de una de las temporadas de The Walking Dead o de James Frain (True Detective II, Elizabeth) que interpreta al marido argentino, aportando brevemente el contrapunto a la gran relación entre las hermanas.

El director cumple con un minucioso y pulcro trabajo, en el que la pasión por la música es el principal hilo conductor de las vidas de ambas y un vertiginoso enfoque que adopta, recordando mucho a la que fue la revelación del 2014 en cuanto a montaje y dirección, por lo novedoso de su método, Whiplash, comprobando que años atrás, el director Anand Tucker ya experimentó con estos elementos de manera formidable, enmudeciendo algo el film de Chazelle.

Una lastima que este director no continuara con su carrera puesto que tras esta solo realizó un par de films más y una simpática comedia romántica con Amy Adams (Big Eyes, Animales Nocturnos) y Mathew Goode (Un Hombre Soltero, Match Point), en 2010 Tenías Que Ser Tú.





Así que si queréis ver dos actrices como la copa de un pino, con unas actuaciones de diez y un tratamiento del entorno y las circunstancias de la vida de esta portentosa violonchelista, no lo dudéis puesto que la calidad de la cinta rebosa por los cuatro costados.

En la BSO hay temas clásicos, obviamente, que no resultan para nada pesados haciendo la narración muy fluida y dándonos a conocer la personalidad de esta gran artista y de la que Emily tuvo que aprender chelo durante 9 horas diarias para conseguir el excelso trabajo que nos ofrece la británica de forma más que brillante.

Y para ello os pongo dos fragmentos uno con la verdadera Jacqueline Du Pré dirigida por su marido y otro con la maravillosa interpretación de Emily que lo borda y roza la perfección con fondo de Bach. Poco puedo decir más, solo que...disfrutad!!




NOTA PERSONAL: 9 **** EXCELENTE