lunes, 30 de julio de 2018

EN LA PLAYA DE CHESIL (2017)


En En la Playa de Chesil no vamos a ver un paraje de ensueño ni una pareja idílica pese a la belleza y delicadeza de sus dos protagonistas principales, una dulce y virginal Saoirse Ronan (Lady Bird, disponible en el blog) y un torpe y apasionado joven, Billy Howle (El Sentido de un Final), en su noche de bodas en un hotel de la costa inglesa, donde encerrados en esas cuatro paredes veremos una cruda y una corrosiva relación que solo durará unas horas.

Ronan está brillante, como siempre, son papeles que borda con su especial físico frágil y porcelánico, donde su personaje pasa por diferentes estados emocionales que brotan de la actriz con una fluidez pasmosa. Mientras, el joven sensible y rudo a partes iguales intenta estar a la altura de la situación donde su especial inocencia le jugará en contra ante la aparente normalidad de lo desconocido, el sexo. Este joven actor, que pronto lo veremos junto a la actriz en la adaptación de Chéjov La Gaviota, nos ofrece también una sentida y profunda interpretación por lo fustrante de la situación.



Estamos en 1962, década de cambios entre la juventud pero todavía no lo suficientes, encabezando esta revolución juvenil unos Beatles en plena ebullición. Dos universitarios se empiezan a conocer, ella violinista y él licenciado en Historia con una especial memoria para los nombres y la música actual que enamorará a la joven, de familia de clase baja con un pequeño drama familiar ya que su madre sufre fuertes trastornos mentales, Anne-Marie Duff (Sufragistas), viviendo en un entorno más artístico, bucólico y liberal que el de la joven que contrasta fuertemente por la rectitud de la madre y el exacerbado ego del padre, propietario de una empresa electrónica, que jugará un importantísimo papel decisivo en el fatal desenlace de los jóvenes.



Una mención especial para la magnifica actriz inglesa Emily Watson que últimamente la vemos bastante en pantalla aunque no con el suficiente protagonismo que merece en un brevísima aparición como la madre de la joven donde vuelve a demostrarnos lo camaleónica que es la actriz, capaz de envejecer 100 años para aparecer joven y sensual en otras, su versatilidad no conoce limites, es la Meryl Streep inglesa, admiración para ella pese a los recortes que tuvo su papel en la edición pero suficiente para demostrar sus grandes dotes para la interpretación ya que esa fugaz escena en la que aparece ofrece un registro como madre regia, recta y estricta, de clase media alta, que no deja indiferente y es más cuando pestañeas sabes que la vas a extrañar de nuevo ya que su personaje nunca más aparece.

Aun así la historia prosigue su desenlace que se presenta cada vez más abrupto, hiriente y descarnado, viendo como del amor platónico e idealista, pasamos a la desintegración absoluta cuando entra en juego el sexo. Con esos escasos segundos puedes intuir la educación que ella recibió y como su madre mediante la ignorancia e indulgencia, resignada en su rol de esposa amargada de estatus medio alto fue incapaz de parar las terribles consecuencias que provocará en su hija y en su futuro inmediato.



La narrativa es muy teatral, desde esos silencios amargos y primeros planos que remarcan la dificultad de conectar sexualmente ante la primera noche de esta angelical pareja, su inexperiencia y sus traumas aflorarán de tal manera que son narrados cual tragedia shakesperiana, los diálogos duros y afilados que contrastan con los flashbacks intercalados en esas primeras horas como marido y mujer de su relación previa, donde la armonía y el amor fluían campando a sus anchas.

La acción se traslada a 1975 hacia el final de la cinta y un suceso fortuito marcará e unirá de nuevo a estos jóvenes, donde la especial sensibilidad del texto, procedente de la obra de Ian McEwan escritor del gran drama Expiación, y donde se dio a conocer la joven Ronan, hará que broten las lágrimas de aquel que se deje atrapar por la historia de estos dos jóvenes para finalmente arrastrarnos a 2007, ya envejecidos para asestarnos el golpe emocional final, con música de Mozart como fondo, de lo más hiriente. La trama puede ser demasiado tosca y pesada al inicio pero hacia el final y conociendo ya más datos se vuelve un pequeño huracán emocional al que es imposible resistirse, supongo que debido a la difícil adaptación de lo que dicen de la brillante novela homónima.



Por último, remarcar la excelente fotografía que se torna cálida para los momentos del comienzo amoroso donde su especial brillantez y luminosidad son igualmente insultantes para luego contrarrestar con el frío y cortante desenlace de la corta pareja, dejando un escenario pulcro de lo más desolador como telón de fondo, esa playa de Chesil llena de enormes pedruscos.

Su Banda Sonora llena de temas de música clásica que acentúan el dramatismo cruel de la obra se compagina con los temas más clásicos de Little Richard o Chuck Berry del que la joven violinista es una gran fan, dándole al relato la frescura y juventud durante el desarrollo amoroso. Os dejó con su trailer y la canción de Little Richard que ya se utilizó en una película de 1956 con Jayne Mansfield "Una Rubia en la Cumbre".



NOTA PERSONAL: 7,5 *** BUENA