domingo, 2 de diciembre de 2018

FIRST MAN (EL PRIMER HOMBRE) (2018)


Si me llegan a decir que la nueva película, la 3ª, de Damien Chazelle iba a ser así no lo hubiera creído para nada ya que venía de debutar por todo lo alto con su opera prima Whiplash con un ritmo trepidante, acompañada por esa batería del protagonista esforzado y entregado a su severo y estricto mentor, J.K. Simmons, en un endiablado montaje de originalidad nunca vista antes que le llevó a los Oscars como una de las mejores del año, o hace 2 años después regalarnos esa joyita de musical añoranza del viejo Hollywood que es La La Land (disponible e el blog), rebosando alegría y vitalidad junto a desilusión y decadencia como montaña rusa de sentimientos coloristas plasmados en la pantalla que bien le pudo valer el Oscar de Mejor Película tras el Warrengate, si bien se llevo el de director, por su personalidad marcada y estilo inconfundible y propio.




Pues bien, no reconozco nada de él en esta cinta, totalmente aséptica, despegada de toda vistosidad formal, cual nave espacial crionizada y fría se va desarrollando la vida del astronauta Neil Armstrong, primer hombre en pisar la Luna en 1969, creando un biopic atípico y carente de empatía, centrándose excesiva y obsesivamente en la personalidad y sentimientos del astronauta, tal es el punto que te hace vivir en cámara subjetiva los duros entrenamientos y los despegues de las varias misiones en las que participó como una experiencia única que para algunos nos resulta un tanto mareante, resultando ser tan intimista que no ensamblan bien ambas partes, la familiar tras una tragedia vivida que lo hace ser más introvertido y reservado de lo que ya era y la de serio astronauta igual de introvertido pero menos humano y más robot al servicio de la NASA.




Algo que le queda perfecto a Ryan Gosling, ya que lo de él no es hablar sino mirar y transmitir con su mirada y rostro impasible toda la angustia que sufre en silencio el personaje, que no lo hace nada mal, siendo una de las actuaciones del año, pero a modo de desarrollo narrativo se encierra demasiado en su aura introspectiva y romperla es tan complicado y laborioso como romper un gran tempano de hielo.

Por otra parte tenemos a su esposa, sufridora en casa, la fantástica Claire Foy (The Crown, disponible) que le roba la pantalla al propio protagonista, cero maquillada y algo más afeada que como Reina Isabel, nos brinda una poderosa interpretación que le asegura un lugar entre las nominadas secundarias de este año. Esa madre y esposa, moderna incluso para la época, que sufre tanto la dura perdida familiar como la intensa y ardua misión del trabajo de su marido sin despeinarse ni perder la compostura, elegante cuanto menos.




Sobre la dirección ya comenté algo antes a modo de pincelada, pero diré que sacrifica el montaje y la pasión por dar un aspecto de realidad excesivo llegando al punto del más puro documental, que si ya es difícil aguantar para algunos el género espacial, todavía es más el tema de la docurrealidad muy en boga últimamente pero que arranca de cuajo la esencia principal del cine que es entretener y contar una historia desde un punto de vista diferente, no el del plano y demasiado tecnicista documental, ese es su principal fallo. Fotografía buena, sin pasarse, ya que nos abrió los ojos Cuaron a la inmensidad del espacio con su Gravity y desde entonces no vemos el espacio con otros ojos que no sean los de Sandra Bullock.

Y otro punto negativo es el de los homenajes, que siempre digo lo mismo, está bien recrearse e inspirarse en los clásicos anteriores, cualquier director que se precie lo hace, pero la linea es tan fina que en ocasiones se traspasa muy fácilmente y este es el caso, ensimismado por hacer que parezca 2001: Una Odisea en el Espacio (la mejor película del género) de Kubrick o el Elegidos Para la Gloria de Kaufman, perdiendo entidad y saltándose la premisa primordial de: mejor remodelar que copiar descaradamente, y aquí eso se nota. Le salió bien en la anterior pero el musical no es tan exigente como el género espacial versus ciencia ficción y aquí pincha también en eso.




El montaje, demasiado brusco en ocasiones y demasiado tibio en otras, descoloca y saca de la película en numerosas ocasiones y por ultimo la BSO muy buena siendo quizás lo mejor junto a Foy, aportando un halo de divinidad épica y suspense que luego no se refleja en imágenes pero que ayuda a entrar en la trama. Lo desarrollaré mejor en el especial BSO que estoy terminando pero seguro que obtiene la nominación Justin Hurwitz, habitual en la corta pero intensa filmografía del director.

Os dejo con él y con su trailer. Un First Man que se quedó en diploma olímpico y un gracias por participar debiendo haber sido Oro y revalidar su título del gran director que es.



NOTA PERSONAL: 5 ** PASABLE