domingo, 21 de enero de 2018

EL INSTANTE MÁS OSCURO (2017)


Un personaje como Churchill es más bien un regalo, no solo por la importancia y peso en la historia de Inglaterra y de todo el mundo en general, sino por su especial carácter y difíciles decisiones tomadas como Primer Ministro y en este caso el brillante actor Gary Oldman recoge el testigo de manera correcta pero no siendo una de sus actuaciones más brillantes, véase El Topo, su única nominación hasta el momento o el magnífico Drácula de Francis Ford Coppola pasando por el más singular Sirius Black de la saga Harry Potter y El Prisionero de Azkaban, en este caso queda grande el personaje creo yo y su poco acertado maquillaje aun lo empobrece más, escondiendo su gran recreación.

Bien sabemos que se llevará el Oscar puesto que es un referente infalible el interpretar a jefes de estado, los más recientes y brillantes, el 3º de Daniel Day Lewis por su Lincoln y el 3º también de la omnipresente Meryl Streep y su Dama de Hierro, faltándole soltura y naturalidad, encorsetado y lleno de tics propios del mismo personaje, no resulta del todo convincente, remitiéndome a la actuación más natural y sorprendente del año, la del joven actor Timothée Chalamet en Call Me By Your Name (disponible en el blog) cuya frescura y espontaneidad chocan de bruces con la tosquedad de este personaje y la interpretación de Oldman.

Así pues aceptaremos su Oscar en recompensa por todos sus anteriores trabajos que nos ha regalado, algo muy habitual en este tipo de premios, pero no es la mejor del año para mi, pero si la más popular.


Como bien sabemos detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, en este caso interpretada por la exquisita y elegante actriz inglesa Kristin Scott Thomas (El Paciente Inglés), donde sus escenas son escasas pero revitalizan el personaje principal dotándolo de una chispeante y vigorosa energía siempre dentro de su impoluta y natural clase. Lástima que no será reconocido su trabajo como secundaria pero sin duda debería estar entre las 5 candidatas. Por otra parte destacar a Ben Mendelsohn (Animal Kingdom) increíblemente perfecto como el Rey Jorge VI, menos amanerado que el Colin Firth del Discurso del Rey.

El director, Joe Wright, pretende revivir su mayor éxito Expiación hasta el punto incluso de copiar planos de su misma obra, recordemos aquel incesante tic tac de la maquina de escribir, principal problema de este excelente drama, y que aquí vemos en los impulsivos y famosos discursos del político dictados a sus sufridas secretarias, adoptando un tono costumbrista en la realización poco favorable, resultando más bien reiterativo y de poco interés en un arranque algo tedioso para luego remontar en las escenas de claroscuros de la Cámara de los Lores donde realmente brilla el trabajo de este potente director que acompañado por una excelente dirección artística y BSO de Dario Marianelli, habitual en su filmografia (Expiación, Anna Karenina, El Solista, Orgullo y Prejuicio), consigue dotar al producto de una intensidad y emoción requerida huyendo del biopic más rancio y facilón, que no siempre consigue.



Como su título indica cuenta las horas decisivas durante la invasión nazi en la Segunda Guerra Mundial, con Francia ya tomada peligraba la inminente invasión a la Isla Británica, donde capitaneando la flota hacia Dunkerque, el último y único reducto de escape para las tropas inglesas y francesas, que hemos visto tan perfectamente retratadas este año con Nolan, arriesgó todo y en oposición de todos, Rey incluido, encauzó a la nación pese a su férreo carácter, apreciando también la debilidad de un hombre y el peso de su responsabilidad, temeroso por repetir el desastre turco de Gallipoli, que pudimos ver recreado en la película de los 80 con Mel Gibson, donde murieron muchos ingleses.




Así pues toma más importancia su actuación como político que como persona, siendo sus discursos y sus excentricidades lo más atractivo y su vida familiar lo más aburrido. Un speech continuo y bastante agotador en el que los ingleses se sentirán muy orgullosos y cómodos pero que para el resto acaba por ser empalagoso. Está claro que la película está al servicio de Oldman para que consiga el Oscar y en eso se excede de tal forma que es una continua exposición del personaje dejando la historia en un segundo plano.

A diferencia de Spielberg en Lincoln, con la que podría tener puntos de referencia, Spielberg sabe contar historias acompañadas de grandes actuaciones mientras que Wright cuenta sin importarle la historia solo es un vehículo para el lucimiento de un actor sin importarle el espectador, cosa que eso Spielberg nunca olvida, dándonos cuenta incluso de que El Discurso del Rey, con la que también guarda una gran concordancia, es una obra de arte al lado de esta, demasiado empeñada en ensalzar una gran figura como lo fue Churchill muriendo en el intento y dejando en el camino la emoción necesaria. 

Solo hacia el final coge fuerza pero ya es tarde, y como él decía "nunca te rindas" pero lo consigue a base de un guión algo vacuo de contenido y una realización con ciertos toques y marcas de estilo propios del director, con esos planos cenitales de los que al final abusa y luego olvida, volviéndose más corriente, resultando una dirección algo desordenada.




Pese a su último empujón que recibió en los BAFTA, entrando por sorpresa, pese a que son unos premios ingleses, con 9 nominaciones parecía revitalizar pero no creo que esté el próximo martes entre las candidatas a mejor película, aunque como ya sabemos todo puede pasar en los Oscars. Terminamos pues con la BSO del italiano Dario Marianelli que adereza el producto y lo envuelve de la parsimonia ceremonial que necesita pero no es suficiente.



NOTA PERSONAL: 6 *** INTERESANTE