sábado, 15 de diciembre de 2018

ROMA (2018)



Llegó la más esperada de todas y la gran favorita, a priori, para los Oscars y bueno en mi caso algo de decepción tras esa gran euforia que parece ser que en otros que la han visto ha continuado, no en mi caso. Cuarón, que ya se encumbró con su maravilla técnica y odisea particular espacial con Gravity, vuelve ahora a todo lo diametralmente opuesto, cero efectismo técnico y parquedad en las imágenes, queriendo parecerse a las producciones europeas de los años 50-60 y aquellos movimientos tan característicos como el denominado Cinéma Vérité de los franceses que era un cine realidad que mamaba directamente del documentalismo y cuya principal reclamo era contar historias de personas normales y corrientes.

Por otro lado, el Neorealismo Italiano, encabezado por Rosellini o Visconti y engrandecido y popularizado por Fellini, en el que la técnica era ruda e inexistente, donde los decorados no aparecían y eran calles, casas y barrios sin ninguna ambientación más que la realidad de sus fachadas e interiores y en el que apenas el montaje o postproducción se percibían, sino que había una continuidad sin cortes alargando las escenas para darle ese aire de mayor realidad y cotidianidad.




Estos movimientos surgieron en Europa para combatir la emergente y fructífera industria de Hollywood como contrapunto y en el que el arte y las historias reales y cercanas primaban más que el entretenimiento y los efectos, pero ahí entramos en la disyuntiva entre realidad y ficción y de cine entendido como arte o  evasión y entretenimiento y que dejaremos para otra ocasión.

Pues bien, aquí aparecerán detractores y algún que otro seguidor a estas palabras mías, no hay duda que tiene su merito dirigiendo este tipo de cine pero ese exceso de realidad creo que 60 décadas después no es necesario a mi entender porque para eso tenemos los clásicos y los grandes maestros para poder revisarlos, si bien no ha salido otro Dalí ni otro Picasso porque vivieron una época y unas circunstancias únicas y especiales para que se dieran sus fructíferas carreras y tengamos hoy en día sus admiradas obras.



La cinta es austera de principio a fin pero en todo, la historia muy simple, tan solo se vuelve algo emocional hacia el final pero son breves pinceladas y más cuando hace 2 horas que no llegas a empatizar con los personajes que si bien son tiernos y humildes son casi tan fríos como su fotografía en blanco y negro, otro punto en contra para mi, ya que esa artificiosidad de la que huye este cine, parece querer enfatizar el drama con los claros oscuros que aquí si están buscados a propósito por parte del director, que se encarga también de la fotografía, quedando algo impostado y más estando rodada en un barrio de la ciudad de México, Roma, en este caso, y lo colorista que esa cultura, hubiera preferido un cromatismo mayor pese a perder en dramatismo ya que la historia siendo en parte dramática puede acabar no llegando a calar en el espectador.

Su protagonista, de la cual se hablaba como una posible candidata al Oscar tampoco ayuda, apesar de su no forzada interpretación, tan impasible, tan rígida y tan sosa en definitiva no termina de cuajar, como si de un huevo se tratara. Si bien también hay que decir a su favor que en este tipo de cine no se empleaban estrellas reconocidas sino simples gentes sin experiencia ante las cámaras y que contaban sus propias experiencias. Hasta ahí todo correcto, la teoría, pero la práctica ya es diferente, quizás para el que no haya visto este tipo de cine con anterioridad les parezca algo maravilloso por esa naturalidad y espontaneidad que desprende pero narrativamente a mi me faltó mucho.




La historia es tan sencilla que no existe, tarda media hora en arrancar realmente lo que pretende contar, dando bandazos argumentales innecesarios. La cámara esta muy bien llevada y hay toques y detalles de Cuarón que son facilmente reconocibles, como director lo compro, pero como película no me llega a emocionar lo suficiente por esa austeridad que roza la inexistencia, un guión bastante flojo que de hecho no está entre los favoritos a ganar y eso ya mosquea y es que con Gravity ya pasó otro tanto de lo mismo, ya que no consiguió nominación y por eso quedó apeada de ser coronada como la mejor del año pasándole el cetro a 12 Años de Esclavitud que si tenia una historia mucho más profunda, pese a la reticencia de muchos, entre ellos yo mismo.

Mi problema con la cinta es que esperaba mucho por un lado y por otro los referentes fílmicos que tengo desde la adolescencia como he citado anteriormente, ese Rocco y Sus Hermanos de Visconti o esas Noches de Cabiria de Fellini dejando huella cinéfila, cuya potente historia fusionada con esa simplicidad y naturalidad que proponían estos grandes directores, que también rodaban en blanco y negro, hacían de ellas Obras Maestras y aquí me quedó todo muy artificioso, vamos que no me la dan con queso, y lo se, seré el único en el planeta que no ve las cualidades de esta cinta porque se estrenó ayer en Netflix y está arrasando en puntaje, pero son mis impresiones y tengo que ser sincero conmigo mismo.




Terminaré con algo de música que como digo siempre amansa a las fieras y en este caso estoy algo fiera yo, ya que la selección musical de temas es muy nostálgica y compartida por muchos que amamos todo tipo de música y hemos escuchado a nuestras madres o abuelas entonar bien en la TV o en aquella pequeña radio transistor a pilas, siendo esos los momentos más emotivos y que hacen que me meta de lleno en la historia, todo un acierto.

Os voy a dejar con 3, José José y su Nave del Olvido y que aquí popularizó Julio Iglesias, el Mammy Blue de Roger Whittaker con su profunda voz y llorona melodía, para acabar con el bailón Corazón de Melón de Pérez Prado que suena en una fiesta de Navidad en casa de los señores donde nuestra protagonista, una humilde sirvienta acompaña a la moderna familia de médicos y sus 4 y revoltosos hijos.



NOTA PERSONAL: 6 *** INTERESANTE