viernes, 5 de abril de 2019

ROMPIENDO LAS OLAS (1996) ESPECIAL


Por fin vi, más de 20 años después, una película que me infundía mucho respeto, no solo por lo que representa a nivel cinematográfico, película de culto, inicio de un estilo de cine, Dogma 95, o que muchos cinéfilos la tuvieran entre lo más alto de sus preferencias, eso me imponía bastante, al igual que el no llegar a conectar con la historia o los personajes, y también me imponía por su actriz, una de mis favoritas y que gracias a este, su primer papel, consiguió su primera nominación al Oscar, Emily Watson, que terminaría cayendo en otra de las grandes Frances por Fargo.

Pues bien, la cinta es una montaña rusa de emociones, el personaje central que interpreta de manera única y genuina Emily pasa por un sin fin de sensaciones que transmite al espectador de una manera natural y cercana tanto que llegas a implicarte emocionalmente con lo que está pasando. La vemos al inicio como una joven inmadura, con ciertos atisbos de locura psicótica, disfuncionalidad y doble personalidad que con el transcurso de los acontecimientos, conseguirá su propósito y acabará siendo la más cuerda de todo el pueblo, pueblo que la juzgará y lapidará solo por unos actos que nacen desde el amor más profundo, sin ninguna maldad, que siente por su marido, que tras un accidente quedará invalido rompiendo la felicidad de la pareja.



Pero la inocente y aniñada Bess, obstinada y a ciegas conseguirá revivir tanto a su marido que se apaga como a su fuerte y especial amor, todo a base de sacrificios, redimiéndose al final en uno de los mejores finales de la historia del cine que no podréis ya olvidar jamas.

Un pueblo de Escocia ultra conservador y protestante en los años 70, donde todo es gris, donde no hay alegría y donde no existen ni campanas, signo de jolgorio y vitalidad, define perfectamente la mentalidad caduca y arcaica de sus lugareños, entre los que resplandece una pequeña joven llevada por su inocente amor y porque no decirlo, su fe, que moverá montañas, obrando el milagro no sin antes perecer en el intento, pagando ella por las culpas de los demás, redentora y mística su manera de enfocar esa situación.

Recuerda mucho a un clásico de los 70 del grandisimo director David Lean (Lawrence de Arabia) tanto que incluso hasta el parecido físico de las protagonistas es evidente, La Hija de Ryan, que para los que la han visto sucede algo similar pero con más inocencia y pudor por la época pero con la misma crueldad e indignación.



La desgarradora y carnal interpretación de Emily ha sido elogiada por muchos y no es para menos, hasta la gran Nicole Kidman dejó una cena solo por ir a verla y no lo lamentó, siendo posteriormente protagonista de una de las películas del director danés, concretamente Dogville. Su entrega es máxima, el director, conocido por desgarrar la realidad a base de provocación, realismo y crueldad la expone a sentimientos denigrantes, humillaciones y situaciones limite que solo movida por ese fuerte sentimiento que es el amor, conseguirá salir a flote pese a la oposición de todo el mundo, madre, cuñada y todo un pueblo.

Nunca antes se vio algo tan real ni ella tan expuesta siendo una actriz novata, da una clase magistral y se deja llevar por el director confiando ciegamente, arrastrándola por el fango si es necesario, con escenas tan potentes que jamas borraras de tu mente. Solo Emily podría hacer algo así, tras pasar por un calvario y seguir teniendo esa dulzura y ese rostro limpio de mirada pura que enamora, imborrable en recuerdo.



Aunque ella y su personaje son el principal atractivo de la cinta junto a la dirección de Lars, cabe destacar las dos actuaciones que la secundan, por una parte su marido, Stellan Skarsgärd, reconocido actor sueco que hemos visto en diferentes producciones danesas y del propio Trier, que representa la desesperada inmundicia humana pero a la vez será el motor por el que Bess no cesará hasta conseguir su propósito.

Y por otro lado, la estoica y aséptica cuñada, Katrin Cartlidge, que pese a creer en Bess y ser su principal apoyo, es una persona gris y apagada tras la muerte de su marido, hermano de Bess, consecuencia inicial de sus altibajos emocionales y esa dualidad desajustada que la llevará por un camino de perdición.

La cinta está llena de simbolismo y cargada de contardictorias doctrinas que nos llevarían a un profundo y amplio desarrollo, así que me gustaría destacar dos que a mi me han parecido las más significativas y emotivas, desde las miradas cómplices con la cámara, mirando al frente en dos ocasiones haciéndonos sentir ese realismo del film, hasta su propio nombre que aunque es una abreviatura de Elisabeth para mi guarda un significado, tras ver la cinta, "bendecida" (Bless en inglés) con ese juego divino espiritual que nos propone desde el inicio.



Y por último, una escena especifica en la que tras un hecho asqueroso que realiza la protagonista obligada por ese fuerte amor que siente del que sería capaz de todo, cuando baja del autobús y vomita sobre un pobre conejo, viéndose reflejada su personalidad en el, como una conejita inocente que se pone en peligro inconscientemente pero que no pierde su ternura y dulzura ajena a todo aunque manchada y ultrajada por el vomito que representa lo repulsivo del acto.



No me gustaría desvelar más por aquellos que todavía no la han visto, que serán pocos, tan solo hablar del título que durante las 2 h y media que dura la cinta, me pregunté el porqué de ese título y qué significaba pero que cuya respuesta solo hallaréis en el tremendo final, rompiendo las olas, las reglas, los prejuicios, las mentes rancias, la opresión y el fin de una época, dando paso a la alegría y la libertad, ella que hablaba con Dios y que creía que podía cambiar el devenir de los acontecimientos, tildándola de loca neurótica, no lo estaba tanto quizás y a modo de parábola consiguió salvar, sino la humanidad, si su amor y lo que ella más quería. 

Terminaré con una frase de las muchas que hay cuando defendiendo su amor y sus actos ante el pueblo entra en la iglesia nos dice algo muy cierto: "No se puede amar la palabra, solo se puede amar a un ser humano, eso es la perfección".






Os dejo con el inicio donde ya se percibe esa brillante actuación de Emily y con dos canciones míticas que emocionan en los inicios de cada capítulo en los que narra la acción Lars y ese estilo que marcó una generación y que a día de hoy vemos tan natural en muchas producciones, adoptándolo como algo nuestro, muy cinematográfico, revelador y visionario.



NOTA PERSONAL: 9´5 **** EXCELENTE