viernes, 18 de enero de 2019

LA FAVORITA (2018)




Pues su nombre ya lo dice todo, es mi Favorita de este año, la especial y cuidad delicadeza con la que el griego Lanthimos aborda este gran reto es para quitarse el sombrero, sin ninguna duda es la mejor dirección del año y no solo eso la mejor historia y las mejores interpretaciones. Recordará mucho a grandes y exitosas producciones como Amadeus en ese tono cínico y ácido junto con su ornamentación, o a la exquisita factura técnica de Barry Lyndon de Kubrick, impecable.















La historia además de original es ingeniosa, su guión no tiene ni una grieta, es perfecto, no deja descanso alguno para bien y va aportando sin dar tregua características y grandes matices sobre este triángulo amoroso y de rivalidad, conjugado con el ansia de poder y la decadencia del mismo sistema, como no, corrupto y desigualitario, la Monarquía, compuesto por una Reina, Ana de Gran Bretaña (Inglaterra y Escocia hasta entonces reinos separados y enfrentados históricamente), siendo la primera soberana de este país y la última de la saga de los Estuardo (le sucedió su primo Jorge I de la Casa de los Hanover), y que no solo tuvo una vida complicada con 17 abortos, los cuales sustituyó por conejos, de lo más bizarro, como mascotas y con una edad ya complicada con múltiples achaques provocadas por los excesos de la vida Real que incluían desde fuertes y dolorosos ataques de gota que la dejaban casi paralítica, a los problemas de estomago y el deterioro físico evidente en su rostro apayasado.





Interpretada de manera magistral por una estoica, poco agraciada y magnánima a la vez que debilitada, Olivia Colman (El Infiltrado), representando a la Monarquía Inglesa de principios de siglo XVIII, una marioneta en manos de sus acólitos gobernantes que la enredan en una y otra guerra con los franceses, enfrentándola al mismo tiempo con el pueblo por los excesivos impuestos que les hace pagar por dichas guerras sin sentido.

Y por otro lado, la manejaba la Duquesa de Malborough, Lady Sarah Churchill (ascendente de Winston que luego manejaría también a otra Reina), una pérfida y víbora embaucadora que la tiene totalmente enajenada tanto emocionalmente, por la relación lésbica entre ellas, como políticamente, siendo su ingenio y mordacidad los que no conocían limites, moviendo todas las piezas de este rocambolesco tablero. Otra interpretación para alabar la de Rachel Weisz, con su masculina belleza y porte rudo, sin perder ni un ápice de sensualidad, nos ofrece otro personaje de altura en su extensa filmografía, lógico que ambas estén entre las nominadas en los próximos Oscars.





Pero la que desbaratará todos los planes, irrumpiendo de forma sibilina e inteligente será Emma Stone, la Favorita, una prima de la misma Duquesa llamada Abigail Masham, que viene recomendada para ser una simple sirvienta, rebajada y humillada por su propia prima y que irá escalando posiciones en el escalafón hacia la Reina y sus correligionarios, haciéndose la mosquita muerta pero siendo la más lista de todas, ganándose los favores de la susodicha. Su interpretación no sorprende por ser ya una gran actriz desde sus papeles en Birdman y su Oscar por La La Land, pero sin duda es el personaje más jugoso y que ella sabe llevar a la perfección con esa picardía, mezcla de inocencia que tan bien sabe hacer y cuyo físico le acompaña, siendo una juguetona niña en ocasiones y en otras una malvada y fría calculadora que sabe y tiene muy claros cuales son sus objetivos, aguantando con un digno estoicismo inaudito






El juego de tronos está servido y los movimientos de este triángulo son tan sutiles y elegantes que se disfrutan como si de caviar iraní se tratará por la dirección del griego que aporta una sorprendente visión extraordinaria, con planos con lente gran angular y picados desde ángulos imposibles, aportando al relato la riqueza que merece, y no solo eso, la fotografía es tan natural y tan viva que se puede palpar todo, desde los detalles de la cuidadísima dirección artística como del pomposo y fino vestuario que son una delicia para la vista.

Así mismo, el ritmo es perfecto, tejiéndose todo como una enmarañada tela de araña o un cochinillo que se va cociendo a fuego lento para estallar con un clímax antes del final caótico, siendo la única pega su epilogo, quizás demasiado sencillo, sin estridencias, que puede dejar algo frío pero siendo de lo más demoledor y desolador, donde ninguna gana y todas pierden.





La música es de un gusto desmesurado con obras clásicas que van desde Bach a Vivaldi, Purcell o Schumann, dándole ese aire exquisito de una época brillante y ampulosa, en un armónico caos de bajas pasiones y juegos de poder que retrata al género humano como uno de los seres más miserables que existen pero todo envuelto en pan de oro sin que apenas nadie note nada, de ahí su especial humor negro y tono irónico de comedia que desarrolla la cinta de manera única, convirtiéndola en todo un prodigio.

Os dejaré con el tema de inicio de Händel y con toda una rompedora intromisión que se permite el director irrumpiendo con un tema de Elthon John que la hace todavía más gloriosa. Una delicia para los paladares más exquisitos y todo un viaje para los sentidos.




NOTA PERSONAL: 9,5 **** EXCELENTE